Cuando comencé a utilizar GNU/Linux a finales del año 2012 y comprobé que es un sistema estable, rápido, seguro y personalizable me alucinó. Cuanto más lo utilizo más me engancho, más quiero saber y más me flipa, por eso pensé que debía compartirlo con todo el mundo… ¡Qué ilusa!
Convencí al 80% de la gente que me rodea a que diera el paso hacia la libertad como hice yo, del cual el 20% comprendió que no sólo es un sistema, detrás hay una comunidad trabajando de forma voluntaria para que todo funcione y muchas compañías ponen impedimentos para que lo logren, entienden que hay cosas que no funcionan como puede ser algún juego o algún dvd original y no les importa sacrificarse un poquito porque hay muchas otras cosas que pueden hacer mucho mejor que antes, incluso apoyan y defienden la filosofía del software libre.
El otro 60% es de los que me dicen, ¡ésto que me has instalado no funciona, meto la clave y no hace nada! ¡No puedo jugar a mi juego favorito! ¡No puedo ver el dvd original de Love Actually! ¡No me funciona el Skype! ¡Linux es para gente lista como tú! ¡Mi equipo está poseído dice que tengo un demonio!… etc, etc. Normalmente suelo responder con una sonrisa y les ayudo, no me importa dormir menos horas, no comer o tener que tomar 2 autobuses. Todo sea por mantener contentos a los nuevos usuarios y no tiren la toalla a la primera.
El otro día he tenido una experiencia que me ha hecho reflexionar si de verdad merece la pena tanto esfuerzo para gente que no valora GNU/Linux, el novio de una amiga me pidió que le instalase un nuevo sistema ya que él tenía Windows XP con serios errores y por supuesto dije que lo haría encantada. Un sábado después de trabajar procedí con la instalación y me encontré con problemas de conexión por lo que me llevó más tiempo de lo esperado, a las 4 de la mañana decidí dejarlo como estaba, volver al día siguiente al salir del trabajo para terminar de configurarlo y así lo hice. A los 2 días recibo una llamada de mi amiga a las 23:30 de la noche para decirme que no pueden ver una película, entonces me percaté de que entre los cortes de conexión y el cansancio se me había olvidado añadir el paquete para ver los dvds originales y le quise dar instrucciones para que lo instalase pero al día siguiente tuve que ir a hacerlo yo. Caminé 3 kilómetros en chanclas después de pasarme 12 horas de pie en el trabajo, cuando llegué me encontré con malas caras, pedí disculpas por haberme despistado pero no fue suficiente, me dijo que como somos amigas no pasa nada pero si me pasa con un cliente no estaría bien ya que lo considera una falta de profesionalidad y que será lo mejor volver a Windows porque no tiene esos problemas, mi respuesta fue que visto lo visto a pocos clientes se lo instalaré ya que estoy comprobando que GNU/Linux no es para todo el mundo y que no tenía ningún problema en volver a instalarle el otro sistema.
La gente sólo quiere poder usar su navegador para entrar en Facebook, ver películas o jugar y cuando no pueden o no saben rápidamente dicen que GNU/Linux es una mierda o que eres poco profesional, se han olvidado de cuando querían tirar el pc por la ventana o lo dejaban de absorvepolvo porque no sabían utilizar lo que tenían entre las manos, no entienden que detrás de Windows o Mac hay grandes empresas y detrás de GNU/Linux hay una comunidad mantenida por donaciones dejándose los ojos porque a las compañías no les da la gana de facilitarles el camino compartiendo código de su software o hardware. Por todo esto considero que GNU/Linux no es para todo el mundo y creo que es mejor que siga siendo para unos pocos, para los que de verdad quieren aprender algo nuevo y disfrutar de ello, para los que nos negamos a usar un sistema que te impone y te espía, para los que de verdad hacemos las cosas para compartirlas sin ánimo de lucro, para los que de verdad queremos la libertad.